Algunas personas somos particularmente curiosas. Si es tu caso es probable que ya hayas trasteado antes con herramientas de analítica web. Es apasionante descubrir cómo son las personas que navegan por tu web, qué hacen y, sobre todo, por qué lo hacen.
Sin embargo esos primeros pasos suelen limitarse a conocer cuántas visitas recibe tu sitio, cuántas reproducciones tiene tu último vídeo de YouTube o cuántos likes has conseguido en Instagram.
En realidad de esos datos nos es nada fácil extraer conclusiones relevantes. Se trata de datos demasiado superficiales o generales.

El objetivo de esta serie de artículos que comienzo hoy es ayudarte a trazar un plan de analítica web que te permita recorrer los principios más básicos, las estrategias fundamentales y las técnicas mas extendidas. Y sobre todo a hacerlo con sentido, es decir, mantener siempre el foco en mejorar el rendimiento de tus contenidos, alcanzando tus metas.
¿Un plan? ¿No puedo empezar a medir ya?
No, no deberías. Todas las técnicas que vas a descubrir en esta serie son gratuitas y eso, ademas de la ventaja obvia, a veces representa un problema porque nos lanzamos a usarlas sin pensar demasiado en lo que esperamos de ellas. Al fin y al cabo ¿qué tenemos que perder?
Mucho, en realidad. Corres el riesgo de perder el bien más valioso del que dispones: tu tiempo. Es lo único que es limitado y que no puedes comprar más, tengas el dinero que tengas. El día tiene 24h, ni una más ni una menos.
Así que vamos a tratar de planificar lo mejor posible nuestras actividades analíticas para sacar el máximo rendimiento de ellas.
Para qué sirve la analítica web
La analítica web es una actividad enfocada a la recopilación de datos sobre nuestro sitio web, app o perfil social cuyo objetivo es el de mejorar procesos y, con ello, su rendimiento.
Mediante la analítica podemos detectar zonas de fricción en el proceso de compra de un ecommerce, como por ejemplo no informar adecuadamente de los gastos de envío hasta el checkout.
O formularios que no se envían porque se solicita información demasiado personal.
O tiempos de permanencia en las páginas de tu blog demasiado breves debido a un interlineado escaso que incomoda la lectura de tus visitantes.

Como puedes ver se trata de identificar oportunidades de mejora, puntos débiles que nos afectan negativamente y en los que un cambio puede significar un aumento nuestras ventas, solicitudes de presupuesto o tiempo de exposición a los banners de nuestro blog.
Todo se puede mejorar. Allá donde fijes tu atención encontrarás una mejora potencial en tu web, sobre todo en las fases iniciales de desarrollo. Pero como nuestro tiempo ya sabemos que es limitado, deberemos fijarnos en aquello que esté directamente vinculado a nuestros objetivos de negocio.
Por tanto, la primera pregunta y la más importante es: ¿Cuál es el objetivo de tu página web?
¿Cuál es el objetivo de tu página web?
Te sorprendería saber la cantidad de personas que no tienen ni idea de para qué sirve su sitio web o su perfil en redes sociales.
La mayoría se agarran a ideas vagas como por ejemplo:
- Adquirir más presencia en internet.
- Vender más.
- Aparecer el primero en Google.
- Ser más conocido.
- Hacer lo mismo que mi competencia.
- Explorar nuevas posibilidades.
Un objetivo necesita cumplir una serie de criterios para considerarse como tal. Es fundamental tomarse esta tarea con la seriedad que merece para establecer el destino de nuestra actividad analítica.
Debes pensar en esto como en un viaje en coche para el que te estás preparando. Si no sabes dónde está tu destino ¿cómo sabrás qué debes tener en cuenta? Una puesta a punto del vehículo, gasolina, agua, unos bocadillos, unas cadenas para la nieve, un GPS, buscar un buen hotel para descansar…
Cualquiera que ha viajado un poco sabe que no se debe salir a lo loco o, que si lo haces, corres el riesgo de quedarte tirado en una carretera de mala muerte. O que tardes el doble de lo que tarda tu competencia en llegar al mismo punto.
De nuevo el tiempo como concepto competitivo.
¿Y qué tipo de objetivos son buenos?
Objetivos SMART
Para considerarse adecuadamente como tales, os objetivos deben cumplir los criterios que recoge el acrónimo en inglés SMART:
- Specific – Específicos o concretos. Por ejemplo: «Aumentar en un 15% el valor de la cesta media de mi ecommerce»
- Measurable – Medibles. Descarta aquellos objetivos de los que no puedas hacer un seguimiento del cumplimiento.
- Attainable – Alcanzables, no desproporcionados. Es absurdo marcarte el objetivo de rankear en la primera posición de los resultados de Google para un nicho competido en los dos primeros meses de tu web.
- Realistic – Realistas en la medida de nuestros recursos. Si el año pasado tus ventas crecieron un 5%, no te plantees que crezcan otro 5% en solo 30 días. Tu histórico te marca referencias valiosas.
- Time – Definidos en el tiempo. Es fundamental marcarnos un objetivo de tiempo para el cumplimiento: «Aumentar el número de Me gusta medios por publicación en Facebook en un 15% durante los próximos 3 meses».

Diseccionar los objetivos
A veces los objetivos que definimos son muy ambiciosos y es interesante diseccionarlos en pequeños objetivos que, sumados, nos acerquen a la meta final. A estos se les denomina micro objetivos.
Comerse una huerta entera puede parecer una tarea titánica pero servida en cómodas ensaladas individuales se convierte en solo una cuestión de tiempo.
Por ejemplo, para el objetivo «aumentar en un 15% los suscriptores de mi newsletter durante el próximo semestre» puede ser interesante marcarnos algunos micro objetivos respecto al formulario de suscripción y su efectividad:
- Aumentar en un 30% el tráfico de la página de inscripción.
- Mejorar un 50% la tasa de suscripción por visitante.
- Reducir un 10% la tasa de bajas del newsletter
Cuanto más diseccionados estén los objetivos, más sencillo será después identificar los puntos de fricción que nos impiden avanzar como esperábamos y, por tanto, resolverlos.
Ejercicio práctico
Ahora que sabemos esto, te propongo un ejercicio práctico.
- Reflexiona sobre cuál es el objetivo fundamental de tu sitio web. Una vez que lo tengas, define 3 micro objetivos SMART que te acerquen a esa meta.
Por ejemplo:
Objetivo clave: Recibir solicitudes de presupuesto a través de mi página de contacto.
Micro objetivos:
- Alcanzar las 100 visitas diarias de media a la web en el primer año.
- Lograr que al menos 5 de cada 100 visitas hagan clic en el botón de Contactar de la barra lateral del blog.
- Conseguir 4 formularios de contacto recibidos al mes.
Si te animas a realizar el ejercicio y tienes cualquier duda te invito a compartirla en los comentarios y trataremos de resolverla entre toda la comunidad schooler.
En el próximo post hablaremos sobre los indicadores clave que nos permitirán hacer un seguimiento del cumplimiento de estos objetivos.
¡Nos leemos!
De los mejores post que pude leer, concreto, didáctico y útil. Felicidades a los dos por el trabajo.
¡Wow, Francisco! Muchísimas gracias por tu comentario 🙂
Impecable! quedo atento a la siguiente publicación!
Muchas gracias, Alejandro 🙂